Quantcast
Channel: ACADEMIALATIN.com
Viewing all articles
Browse latest Browse all 516

«La vigilia de Venus», de autor desconocido

$
0
0

A continuación tienes la transcripción (revisada y algo modificada) de la traducción de La vigilia de Venus (Pervigilium Veneris), de autor desconocido (se barajan Floro, Tiberiano, incluso Catulo o Apuleyo), de la mano de don Germán Salinas (1847-1918); más información.

💡 Léase la introducción de Germán Salinas sobre el poema.

El sacrificio a Venus (atribuido a Catulo*)

* Tal como se recoge en la publicación original.

Ame mañana el que nunca amó; el que amó vuelva a amar mañana.

Ya vino la primavera; cantemos la primavera. Con la primavera renace el universo. En primavera se conciertan los amores, júntanse las aves, y los árboles sacuden de su ramaje las húmedas caricias de la lluvia. Mañana la madre de los amores, entre las sombras opacas de las selvas, formará nidos de verdor con los tallos de los mirtos; mañana Dione, sentada en su alto trono, dictará leyes al mundo.

Ame mañana el que nunca amó; el que amó vuelva a amar mañana.

En la primavera el Océano, mezclando sus globos de espuma a la sangre de un inmortal, entre la turba de los dioses marinos y los caballos de dos pies, hizo surgir ondulante Dione de las olas paternas.

Ame mañana el que nunca amó; el que amó vuelva a amar mañana.

Ella pinta el año del color de la púrpura con sus flores resplandecientes; ella destila en los tibios lechos el néctar de sus ubres hinchadas por los soplos del favonio; ella esparce la humedad del rocío transparente que deposita en tierra la brisa de la noche; sus lágrimas temblorosas brillan antes de caer, pero las gotas pendientes en leves glóbulos detienen la caída. El rocío da a las flores sus púdicos matices rojos, el rocío que desciende de los astros en la serenidad de la noche. Por la mañana los pechos virginales se desnudan del velo que los cubre; por la mañana dispuso que las vírgenes se uniesen a las frescas rosas, la misma Venus, hija de la sangre de Cipris, y los besos del Amor, hija de las perlas, la llama y la púrpura solar. Mañana la esposa no se avergonzará de desatar el nudo del vestido que celoso resguardaba su pudor.

Ame mañana el que nunca amó; el que amó vuelva a amar mañana.

La misma diosa ordena a las ninfas penetrar en el bosque de los mirtos, y un tierno niño las acompaña. ¿Quién ha de creer, si trae sus saetas, que el Amor se entrega al ocio? Ninfas, adelante; depone sus armas: el Amor se entrega al ocio; se le ordena ir inerme y también desnudo para que no cause estragos con su arco, sus saetas y su antorcha; pero, ninfas, andad con recelo, porque Cupido es muy hermoso y el Amor está con todas sus armas cuando se nos aparece desnudo.

Ame mañana el que nunca amó; el que amó vuelva a amar mañana.

Venus te envía doncellas que te igualan en el pudor y prorrumpen en esta sola súplica: «Haz, ¡oh, virgen de Delos!, que los estragos de las fieras no ensangrienten el bosque». Ella vendría a rogarte si se pudiera torcer a la púdica diosa; ella querría que acudieses a la fiesta si fuese decoroso asistir a una virgen, y durante tres noches verías los festivos coros, seguidos de una multitud alegre, correr por tus bosques coronados de flores y bajo tus pabellones de mirto. No faltarán Ceres, Baco ni el dios de los poetas. Si tú lo permites, los cánticos resonarán toda la noche. Tú, diosa de Delos, cede a nuestra súplica, y que reine en las selvas Dione.

Ame mañana el que nunca amó; el que amó vuelva a amar mañana.

La diosa ordena que el tribunal se eleve sobre un tapiz de flores del Hibla, y allí presidiendo dictará sus fallos. En torno suyo se sentarán las Gracias. Hibla, envíale todas las flores que produces en el año. Hibla, rompe tu vestidura de flores en la vasta extensión del Enna. Aquí acudirán las ninfas de los campos y las ninfas de los montes, las que habitan las selvas, los bosques y las fuentes. La madre del dios alado se rodea de todas ellas y les aconseja que desconfíen del amor desnudo.

Ame mañana el que nunca amó; el que amó vuelva a amar mañana.

Mañana la diosa de la belleza sonreirá a las flores recientes; mañana el Éter, primer esposo de la tierra, refrescará la estación primaveral con sus nubes bienhechoras, derramando la lluvia amorosa en el seno de su fecunda consorte, pues arde en deseos de propagar la vida por sus vastas entrañas. La misma Venus, la eterna procreadora, penetra con su aliento las venas y el alma del globo, lo somete a su fuerza misteriosa y, a través del cielo, la tierra y el mar profundo, abre francos caminos a sus gérmenes seminales y enseña al orbe a conocer las fuentes inmortales de la vida.

Ame mañana el que nunca amó; el que amó vuelva a amar mañana.

Ella traslada al Lacio los penates de Troya; ella da a su hijo en matrimonio una virgen de Laurento; más tarde entrega por esposa a Marte una púdica doncella arrancada del santuario; ella une en eternos lazos la prole de Rómulo con las sabinas, de donde proceden los caballeros y los quirites, la posteridad de Rómulo, los senadores y su nieto César.

Ame mañana el que nunca amó; el que amó vuelva a amar mañana.

La voluptuosidad fecundiza los campos que sienten el influjo de Venus. El mismo Amor, vástago de Dione, es llamado el hijo del campo. Cuando su madre lo dio a luz, el campo lo acogió en su seno y lo alimentó con los besos delicados de las flores.

Ame mañana el que nunca amó; el que amó vuelva a amar mañana.

El pacto conyugal liga a todos los seres. Mirad cómo el toro con su pesada mole cubre a la ternera, y cómo a la margen del arroyo se unen los corderos a las ovejas baladoras. Al mandato de la diosa rompen las aves en sus incesantes gorjeos, y resuenan los pantanos con el ronco graznido de los cisnes. Bajo la sombra del álamo canta la víctima de Tereo de tal modo que sus notas musicales expresan los impulsos del amor, más que las quejas dirigidas a la hermana contra su bárbaro marido. Ella canta, ¿y yo callaré cuando viene mi primavera? Cuando imité a la golondrina, Febo me miró con desdén. Si no rompo el silencio, la musa me abandonará; el silencio causó la ruina de los habitantes de Amiclas.

Ame mañana el que nunca amó; el que amó vuelva a amar mañana.


Notas de A la festividad de Venus*

* Tal como se recoge en la publicación original.

V. 13. Dione.— Venus, llamada muchas veces por los poetas con el nombre de su madre Dione.

V. 20. Bipedes equos.— Los tritones de Neptuno.

V. 97. Hiblaeis.— Tres ciudades de Sicilia se conocían con el nombre de Hibla, y acaso aquí se alude a la situada en la pendiente sur del Etna.

V. 171. Alguna tradición invierte los términos de la más generalmente recibida sobre la metamorfosis de Progne y Filomena, sosteniendo que esta se transformó en golondrina, y aquella, en ruiseñor.

V. 183. Sic Amyclas.— Amiclas, ciudad de Laconia, a la margen del río Eurotas, perteneciente a los aqueos. Cuando los dorios invadieron el Peloponeso, sus habitantes, alarmados varias veces por los falsos rumores de la proximidad del enemigo, prohibieron que se hablase de tal peligro, y este silencio les ocasionó la ruina.


Introducción

Continúa desde la introducción de Maximiano.

Antes de poner punto final a estas breves noticias, diremos que al conjunto de las poesías referidas acompaña una pieza de relevante valor, titulada Pervigilium Veneris, cuya autenticidad ha mareado a los filólogos, induciéndoles a proponer las hipótesis más aventuradas. Erasmo y Aldo Manucio la atribuyen a Catulo, porque en un manuscrito aparece copiada tras su célebre epitalamio; Justo Lipsio la considera de la misma época y cree buenamente que el verso que nombra a César alude a Octavio Augusto; Escalígero sospecha que sea de aquel Catulo, distinto del amante de Lesbia, al que recuerdan Juvenal y Marcial; Longuerue piensa que vivió bajo el imperio de Claudio y Nerón; Saumaise, que floreció en la Edad Media, y Boubier se inclina a que lo compuso Anneo Floro en los tiempos de Adriano; de las conjeturas apuntadas, es la que tiene visos de probable, ya que renunciemos a la certeza en litigio tan difícil de resolver.

A Floro se atribuye un poema, De qualitate vitae, en el mismo metro que el Pervigilium; Floro, en una de sus cartas, comunica al emperador Adriano, que entretiene sus ocios en componer pequeños poemas; y un epigrama suyo, reproducido por Burmann, finaliza con el pensamiento de la brevedad de la rosa que nos incita al amor, lo mismo que en el canto de que nos ocupamos. Algunos pretenden que su padre auténtico es Séneca, el filósofo, y esto viene a reforzar la suposición antedicha, pues la familia de los Anneos llevaba indistintamente el nombre de Séneca o de Floro, y de aquí se colige la probabilidad de que su autor sea el mismo que escribió el compendio de la historia de Roma. De todas maneras, es indiscutible que por su versificación alada y juguetona y su estilo florido, brillante y efectista, pertenece a la decadencia, como lo patentiza, además, el uso de ciertas voces desconocidas antes de Nerón; y aunque desprovisto de la sencillez majestuosa que engrandecía los poemas del siglo de oro, consigue la impresión apetecida con sus frases ingeniosas y la riqueza de sus adornos; recaba grandes alabanzas a su autor, sea quienquiera, por haberse contenido en los límites del pudor, tratando de los festejos de Venus, que se prestan a libertades nunca aprobadas por una moral escrupulosa, y ha obtenido entre los modernos una estimación extraordinaria, que nunca consiguiera a no realzarlo ese algo de primoroso, feliz y original que asegura la inmortalidad a los partos fecundos del entendimiento.


📚 Fuentes y aclaraciones

Esta traducción, de Germán Salinas (1847-1918), fue publicada en la Biblioteca clásica de Luis Navarro, concretamente en el tomo II de líricos y elegíacos latinos. Tanto la obra en latín como esta traducción de Germán Salinas se encuentran en dominio público porque ambos autores murieron hace más de 80 años.

Mi versión para AcademiaLatin.com está basada en una edición de 1914 que conseguí comprar de segunda mano. Más allá de transcribir, he modernizado algo la ortografía y la puntuación; también he tratado de aligerar los párrafos dividiendo los más largos cuando tenía sentido.

La imagen destacada es El nacimiento de Venus, de Sandro Botticelli (1444-1510).


📝 Licencia

Esta transcripción la he hecho yo mismo para publicarla en AcademiaLatin.com. El texto original se encuentra en dominio público, por lo que lo lógico es que la mera transcripción esté en dominio público.

Sin embargo, además de la transcripción y publicación del texto en dominio público, hay también cierto trabajo de edición (corrección, modernización de ortografía y puntuación, etc.) por mi parte, por lo que, si no es molestia, agradecería que el material se usara con licencia Creative Commons BY: sin ninguna restricción, pero con atribución a AcademiaLatin.com y, si es posible, un enlace a la página de la que se ha tomado el texto.

Puntualización: las grabaciones (vídeos de YouTube, audios en Spotify, etc.) que yo pueda tener publicadas a partir del texto no son de dominio público, sino que las publico con una especie de licencia Creative Commons BY-NC-SA; en resumen: puedes embeberlos (insertarlos) en tu web/plataforma, pero no puedes descargarlos para resubirlos.

Si estos materiales te son de utilidad, considera un mecenazgo 🤏 sumamente asequible. Esto me ayuda a seguir publicando contenidos de temáticas como las siguientes:

««La vigilia de Venus», de autor desconocido» es un contenido de Paco Álvarez publicado en ACADEMIALATIN.com


Viewing all articles
Browse latest Browse all 516

Trending Articles