Quantcast
Channel: ACADEMIALATIN.com
Viewing all articles
Browse latest Browse all 512

El Coloso de Rodas

$
0
0

Este es un capítulo de La historia de los griegos (original: The Story of the Greeks, de Hélène Adeline Guerber), traducido y narrado por Francisco Javier Álvarez Comesaña para AcademiaLatin.com.

También en formato pódcast. ¡Apúntate a los demás pódcast de humanidades!

¡Suscríbete! 👉

Cuando murió Pérdicas, Antígono el Tuerto fue nombrado sucesor y se convirtió en gobernador de toda la provincia occidental. En cuanto oyó que Casandro había asesinado a la familia de Alejandro, marchó hacia el oeste para vengar el crimen.

De camino, Antígono pasó por Siria, la tierra gobernada por Seleuco, y le preguntó cómo había gastado el dinero del reino. Seleuco, sintiéndose culpable, en lugar de responder huyó a Egipto, donde se hizo amigo de Ptolomeo.

Aprende latín y griego antiguo desde cero al mejor precio con esta oportunidad única. Aprovecha el combo latín & griego antiguo por 399 € para siempre.

Accede a las futuras ampliaciones con textos largos, actividades concretas, etc. Un solo pago, acceso para siempre, sin suscripciones recurrentes.

Entonces, temiendo que no fueran a ser capaces de luchar contra Antígono, estos dos generales convencieron a Casandro, en Macedonia, y a Lisímaco, en Tracia, para que se les unieran.

Varios años estuvieron en guerra los cuatro aliados por un lado y Antígono y su hijo Demetrio por otro. El escenario de batalla era principalmente Asia Menor. La lucha continuó hasta que los generales quedaron exhaustos de tanta guerra y decidieron acordar una paz.

Se firmó un tratado que contentara a todos y que decía que las ciudades griegas eran libres. Tras esto, cada uno volvió a su propia provincia, pero era evidente que la paz no iba a durar mucho, pues Casandro no cumplió su promesa de liberar las ciudades griegas.

Cuando se conoció la ofensa de Casandro, los generales convocaron a Demetrio para que lo metieran en vereda. Los atenienses se alegraron tanto al oírlo que recibieron a Demetrio muy contentos.

Demetrio era tan buen general que logró derrotar a Casandro en las Termópilas, y cuando volvió triunfante a Atenas, el pueblo feliz le dio el sobrenombre de Salvador, le pusieron su nombre a un mes, lo alojaron en el Partenón y lo veneraron como a un dios. Un tiempo después, Demetrio derrotó a Ptolomeo, que había mostrado que tampoco respetaría el tratado. Aquella victoria fue tan grandiosa que los soldados de Demetrio dijeron que merecía una recompensa, y lo nombraron rey de Siria.

Cuando los demás generales oyeron que Demetrio y su padre habían aceptado el título de reyes, también ellos se pusieron coronas de reyes. Entonces, como todos seguían recelosos de los demás y deseaban más tierras para sí mismos, la guerra volvió a surgir entre ellos.

Demetrio, que había tenido gran fortuna en sus guerras, ahora planeaba tomar la isla de Rodas de Ptolomeo, el rey de Egipto. Sin embargo, resultó ser mucho más difícil de lo que había esperado y, tras asediar la ciudad principal un año entero, tuvo que abandonar el intento. Sin embargo, había inventado tantas máquinas de asedio para someter la ciudad de Rodas que aun así le dieron el sobrenombre de Poliorcetes, es decir, ‘asediador de ciudades’.

Se acordó una paz, y Demetrio se retiró, cediéndoles a los rodios todas las imponentes máquinas de guerra que había llevado consigo. Las vendieron por una gran cantidad de dinero, que usaron en erigir una estatua colosal en honor a Apolo, el dios patrón de la isla.

El pódcast de mitología griega

¡Suscríbete! 👉

Aquella maravillosa estatua de bronce, que era tan magnífica que fue considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo, representaba al dios sol con la cabeza rodeada de rayos y los pies apoyados a cada lado de la entrada del puerto.

Se dice que el Coloso de Rodas, como se llamó la estatua, era tan alto que los barcos, incluso con las velas desplegadas por completo, podían pasar por debajo de las piernas. Duró unos sesenta años, pues fue derribada por un terremoto. Las ruinas quedaron esparcidas bastante tiempo, y el bronce acabó vendido como chatarra. Se lo llevaron en camellos, y se dice que necesitaron novecientos animales para poder con tanta carga.

De esa forma desapareció una de las famosas maravillas del mundo antiguo. La lista completa varía, pero suelen considerarse las siguientes, además del Coloso: el templo de Ártemis en Éfeso, la tumba de Mausolo en Halicarnaso (que era tan hermosa que desde entonces a las tumbas lujosas se las llama «mausoleo»), el faro de Alejandría, los jardines colgantes de Babilonia, las pirámides de Egipto y la estatua de Zeus en Olimpia.

«El Coloso de Rodas» es un contenido de Paco Álvarez publicado en ACADEMIALATIN.com


Viewing all articles
Browse latest Browse all 512

Trending Articles