Este es un capítulo de La historia de los griegos (original: The Story of the Greeks, de Hélène Adeline Guerber), traducido y narrado por Francisco Javier Álvarez Comesaña para AcademiaLatin.com.
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Demetrio, no habiendo sido capaz de tomar Rodas, marchó hacia Grecia con la esperanza de expulsar a Casandro, pero los otros reyes, cada vez más temerosos de él, se decidieron a ayudar al rey de Macedonia contra Demetrio. Por tanto reunieron un gran ejército y lo obligaron a parar y luchar contra ellos en Ipsos, en Asia Menor.
Solo veinte años después de la muerte de Alejandro, sus generales se enfrentaron en una gran batalla. Se dice que Seleuco llevó unos cuantos elefantes de guerra como los que Poro había usado, que contribuyeron a la confusión y ferocidad de la batalla.
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Antígono, el padre de Demetrio, resultó muerto, y el propio Demetrio fue derrotado y rechazado hasta Éfeso. Los atenienses, que habían sido sus amigos y aliados mientras le fue bien, ahora lo dejaron abandonado: se declararon enemigos e hicieron una ley por la que cualquiera que hablara bien de él o tratara de hacer la paz con él sería sentenciado a muerte.
La batalla de Ipsos decidió el destino del reino de Alejandro. Se dividió en cuatro partes. Ptolomeo permaneció como dueño de Egipto, y su familia reinó allí muchos años, hasta los tiempos de Cleopatra, la última de su linaje, cuando el país cayó en manos de los romanos.
Seleuco y sus descendientes, los Seléucidas, se quedaron con el imperio persa: Siria y las tierras entre el Indo y el Éufrates. La capital de este imperio fue primero Seleucia, cerca de Babilonia, y luego Antioquía, que llegó a ser una ciudad rica y famosa.
Lisímaco se quedó con el reino de Tracia, que, sin embargo, pronto pasó a otras manos. Casandro se quedó como dueño de Macedonia.
En cuanto a Demetrio, aunque había perdido un reino en la batalla de Ipsos, no tardó en conseguir conquistar otro. Enfurecido con los atenienses, primero marchó contra ellos y asedió la propia Atenas. Los ciudadanos estaban aterrorizados, pues sabían que merecían aquel castigo, pero resistieron lo mejor que pudieron y el asedio duró varios meses.
Al final ya no quedaba comida en la ciudad y la gente sufría el hambre, por lo que se vieron obligados a rendirse, y Demetrio entró triunfante en Atenas.
«La batalla de Ipsos» es un contenido de Paco Álvarez publicado en ACADEMIALATIN.com